28 abril 2015

79




          ¿Qué es un tahúr?
          Alguien que solo sabe
          Matar su tiempo

27 abril 2015

78




          Antes la vida
          Que dejarse escapar
          Las ilusiones

25 abril 2015

77




          La niña se fue
          No sé en qué momento
          Se hizo mujer

22 abril 2015

76




          Aquellas tardes
          De amor frente al mar
          ¿No fueron nunca?

75




          Siempre al Alba
          Me despierta el Alma
          Para gozarla

21 abril 2015

74




          Paloma torcaz
          Huye de la basura
          De la gran ciudad

20 abril 2015

73




          Tú solo duerme
          Y yo me encargaré
          De tu gran Sueño

72




          Cuando sus piernas
          Marcan las tres en punto
          Ya sé qué quiere

18 abril 2015

Mi mensajera

Es la Mar mi mensajera
Tras escribir en la arena
Por la mañana mi poema
Llega en la noche y ella
Lo lee, lo borra y te lo lleva

71




          Nunca trabaja
          Quien su trabajo ama
          Vive su pasión

17 abril 2015

70




          Entre visillos
          Mira pasar la vida
          Le dice adiós

69




          Solo mis labios
          Saben erizar su piel
          Con suaves besos

15 abril 2015

68




          Cómo me gusta
          Cuando se llevan tan bien
          Ella mi y mi Mar

14 abril 2015

67




          Granada roja
          Tan dulce y jugosa
          Como tu boca

13 abril 2015

66




          Y cada día
          Le digo que mi amor
          No puede morir

12 abril 2015

El cerezo del jardín



¿Sabes? Esta tarde he vuelto a sentarme bajo el cerezo del jardín. Lo he hecho con la imaginación, claro; en esta tarde de lluvia lánguida que más bien parece llorar de nostalgia. ¡Pues el cerezo hace tanto que murió! Como el jardín. Como tú. Como yo tengo la impresión de morir esta tarde de lluvia lánguida.

¿Recuerdas?... Aquellas mañanas de verano en que me dabas el desayuno a su sombra estaban preñadas de una luz tan blanca, tan pura, que tenía la sensación de que no podían apagarse nunca. Entonces creía en la eternidad. Me he preguntado por qué he pensado en ese árbol antes que en ti, o que en los abuelos, o que en las tías, o que en Blanca… Pero creo entenderlo. Tú y todos los demás, y todo lo demás, los calurosos días y las estrelladas noches y cuanto bajo ellos existía en mi vida de niño, sois las cerezas; preciosísimas y jugosas cerezas rojas que creí que no irían jamás a desprenderse del árbol, que iban a estar allí para siempre. Conmigo. Y el cerezo es la etapa de aquella infancia mía que suponía eterna. Sí, eso he pensado.

Sé ahora que desciendo de aquel cerezo, de ese niño que fui y que nunca pensaba la vida porque sabía vivir, y que creía en la eternidad. Y de algún modo sigo creyendo en ella, si no ¿por qué te iba a escribir? Es curioso que los recuerdos más imperecederos y recurrentes, aquellos que más nítidamente sobresalen de los demás, no son los de especial alegría sino, extrañamente, aquellos momentos de serena felicidad, esos instantes recubiertos de una pátina de placentera languidez… como esta tarde de lluvia. ¿Y sabes lo que más recuerdo también de aquellos veranos en la casa de los abuelos? No los días de celebración, no las tardes en que gamberreaba con los demás niños del pueblo, ni nada por el estilo. Lo que más recuerdo, lo que más persiste en mi memoria de un modo hiriente, es la imagen de un niño deambulando solo por aquellas calles polvorientas y silenciosas; un niño medio perdido, medio aburrido, solitario, sin saber qué hacer ni a dónde ir en una eterna tarde de verano. Sigo siendo aquel niño, en el fondo nunca he dejado de serlo. Mi vida ha sido un continuo deambular, siempre me he sentido como un solitario perdido. Ese niño me hizo; él es mi padre, mi verdadero padre, y no ese desconocido que un día nos abandonó y al que nunca siquiera eché en falta. Porque te tenía a ti y tú lo eras todo. Hasta que te fuiste. Y de tenerlo todo pasé a no tener nada.

Tal vez te sorprenda esta confesión. Nunca hablo contigo. Desde que te fuiste lo único que hago cada día antes de irme a dormir es darte las buenas noches y acariciar el marco de tu retrato que hay en la cómoda del recibidor. Lo sé, he convertido este gesto en un ritual, en una rutina… si bien no desprovista de sentimiento, de ese amor que te tengo y que te tendré hasta el fin. Pero solo eso. Nunca hablo contigo, y esta tarde de lluvia he querido hacerlo. He querido mostrarte la imagen de ese otro retrato que llevo incrustado en la mente, inextirpable, de aquel niño del que desciendo, de tu hijo amado que tanto te amaba, te ama y te amará hasta que deje de ser. El niño dice que hasta la eternidad, porque cree en ella. Y yo solo puedo creerle porque es más sabio que yo, pues las heridas de la vida me dejaron roto mientras que él permanece entero caminando solo por las polvorientas y desérticas calles del pueblo. Porque él siempre supo que era soledad, mientras que yo me he pasado la vida intentando combatirla, o huyendo de ella, para al final tener que darle la razón, aceptando y asumiendo que yo también lo soy. Y que solo siendo soledad puedo amar realmente a otra soledad. Qué mal alumno de la vida he sido, mamá,… cuando hasta tu nombre mismo era (es) Soledad.

Esta noche volveré a decirte que te quiero.

11 abril 2015

65




          Juega a vivir
          Cuando solo debiera
          Vivir jugando

10 abril 2015

64




          No se demuestran
          El Amor como la Luz
          Solo se muestran

08 abril 2015

63




          Canta Sirena
          Dónde quedó tu poder
          No oigo tu voz

07 abril 2015

62





          No me influye
          Tan solo me invita
          A fluir en él

         

Poerotic




         Por las olas de tu cuerpo
         Navegaré con mis labios
         Hasta entrar en tu puerto

02 abril 2015

61




          Hombro con hombro
          Así ha de ser siempre
          Todos a una

01 abril 2015

60




          A veces mi Mar
          En una caracola
          Me dice Ola